La carretera
Algo ha pasado, algo ha ocurrido y es responsable de que en la Tierra mueran animales, personas, se incendien bosques y la vida vaya muriendo poco a poco. El sol apenas cubre la tierra, su luz casi no ilumina el día y todo es gris y triste.
A causa de esta situación, la gente, en masa, se suicida, familias enteras ponen fin a sus días de forma conjunta. El canibalismo está tan asumido que da miedo pensar en que quizá te veas en la necesidad de comerte a tu propio padre en algún momento.
La sociedad ha muerto. El orden no existe. Los valores se volvieron invisibles.
Un padre y su hijo deben sobrevivir a esta situación con los pocos medios de que disponen, siendo nómadas para evitar los grupos violentos y corruptos que campan a sus anchas en cada rincón. El hombre no confía en nadie, no da la más mínima oportunidad a nada que le suponga alguna duda en cuanto al bienestar suyo y de su hijo. Sin embargo su chico no ve maldad en nadie, no ve malas intenciones y no contempla que alguien pueda pretender hacerles daño. Por eso no duda en intentar convencer a su padre para que ayude a tenga la oportunidad de hacerlo.
El recuerdo de su esposa hace que este hombre se plantee en más de una ocasión suicidarse incluso le ha dicho a su hijo cómo debe hacerlo si algún día falta el.
La situación es muy dura y desgarradora a nivel sentimental. La dureza de ese mundo no conoce límites y el hecho de que ese niño lo vea como algo casi cotidiano, hace que su padre sufra más aún el sentimiento de extrañeza por su vida anterior y de su difunta esposa, que se suicidó tiempo atrás.
Ritmo lento, narración estupenda y golpes de efectos necesarios nos ofrecen un producto con un resultado muy atractivo aunque algo flojo en su alcance en cuanto a enganchar al espectador.
Lo mejor: La interpretación del chico.
Lo peor: Final predecible.
Nota: 6
Publicar un comentario