Happy Feet 2

Tras una primera parte muy estándar, en esta ocasión tenemos una buena continuación de las aventuras de los pingüinos cantantes y bailarines.
Veremos nuevas situaciones y personajes que nos harán reír y sentir muchas emociones con todo lo que les ocurra.

Volvamos al frío...

Cuando me puse Happy Feet 2 imaginé que iba a resultarme tan tediosa como la primera parte. A excepción de las canciones, aquella película no logró convencerme, cosa que sí que ha conseguido su secuela.

A priori, esta segunda parte nos presenta más de lo mismo pero representado en diferentes personajes, es decir, en el hijo de Mumble.

Este pequeño pingüinito ni baila ni canta, lo que supuestamente le hace más desastre aún que su padre para cantar. al menos Mumble baila como le da la gana, pero esta criatura ni eso, no es capaz de bailar dos pasos seguidos.
Tiene amigos fieles que le apoyan aun cuando ven que no se le da bien cantar ni bailar y gracias a eso deciden huir todos del lugar donde viven y marcharse con la otra colonia de pingüinos de menor tamaño.

El argumento básicamente se centra en que un gran iceberg debido al deshielo, choca frontalmente con la zona donde viven Mumble y su pueblo, provocando que se colapse la única vía de salida e impidiendo que puedan salir en busca de alimentos.

A Mumble, su hijo y algún que otro pingüino les pilla fuera esta catástrofe y son ellos los encargados de proporcionar alimentos a toda su colonia ayudados por sus amigos con acento cubano (cosas del cine).

Finalmente y gracias a la ayuda del hijo de Mumble (escena para recordar y emotiva al 100%) consiguen la ayuda de otros animales de la zona y finalmente logran solucionar la situación.
Mientras todo esto pasa somos testigos de la aventura de proporciones heroicas de dos individuos plancton que deciden dejar el banco y vivir su vida aparte. Irán mezclándose con la aventura de los pingüinos en diferentes pasajes al igual que ocurre con Scratch, la ardilla de Ice Age.

Finalmente aprendemos que todos estamos conectados y nos necesitamos para seguir adelante aunque no seamos conscientes de ello.

Lo mejor: La escena donde el hijo de Mumble es el auténtico protagonista.
Lo peor: Sobran escenas de los plancton a mi parecer.

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